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Carta al Dr. Royo de Giovanni Lanzoni, marido de una paciente

Publicado por el 18 noviembre, 2011


Querido amigo te escribo…

Querido Dr. Miguel Royo Salvador:

Quisiera permitirme llamarle simplemente Miguel, le escribo esta breve carta para manifestar mi agradecimiento y mi reconocimiento, siendo uno de los pocos afortunados en el mundo que ha podido encontrarle. Quisiera en estas pocas líneas evidenciar no tanto sus cualidades de luminar en el campo de la neurocirugía neuro-cráneo-vertebral (no es preciso ni sabría utilizar términos médicos adecuados en cuanto trabajo en un sector completamente diferente del suyo), sino sus dotes y cualidades humanas. He podido (por suerte) participar en el evento organizado en Trieste por la “Associazione Italiana Sindrome Arnold Chiari, Siringomielia, Scoliosi Filum Tomizzati”, el sabado 12/11/11 en el “Circolo Sottufficiali”, porque junto con mi hija hemos acompañado a mi esposa, la señora Rita de Rovigo, que usted operó en mayo de este año de Sección del filum Terminale. Como recordará, mi mujer sufre de una forma severa de escoliosis del adulto, y sufría de hace unos años de un fuerte dolor constante en el brazo derecho y de una insuficiencia respiratoria severa con escasa oxigenación de la sangre. Y bien, mi querido amigo Miguel, después de su intervención, el fuerte dolor del brazo casi ha desaparecido, mientras el problema respiratorio ha notablemente mejorado y, después de un periodo postoperatorio de altibajos, actualmente los valores de la oxigenación da la sangre (el emo-gas) han vuelto a la normalidad casi totalmente.

Pero como decía, en esta carta lo que quisiera subrayar, además de su enorme talento como neurocirujano y neurólogo a nivel mundial, son sus dotes y cualidades humanas, de una persona normal al alcance de los demás.

Después de la comida organizada al final del evento, me había despedido de amigos y conocidos y me dirigía en el bar del círculo para tomar el café, cuando llegó usted, y tomando el café juntos, como se hace entre viejos amigos, hemos seguido hablando un poco más sobre el caso de mi mujer Rita. A una cierta pregunta mía usted me contestó que mi mujer ha tenido también suerte. Pues, querido amigo Miguel, se equivocaba: la suerte es como la fe en Dios, hay que buscarla. Nosotros la buscamos (mediante los órganos de información, Internet, etc) y la encontramos en usted.

Gracias querido amigo Miguel.

Quisiera considerar este testimonio un pequeño tributo a su trabajo y al de su extraordinario equipo de médicos y colaboradores, y espero que lo lean a través de los medios de información todos los enfermos de siringomielia y Arnold Chiari I que todavía no le conozcan, y sobretodo aquellos neurocirujanos del Hospital “Civile” de Rovigo, que cuando hace unos años les interpelamos antes de dirigirnos a usted, excluyeron a priori que el fuerte dolor del brazo del que sufría mi mujer Rita pudiese ser causado por la siringomielia, y aquellos médicos especialistas en neumología y terapia del dolor que, considerados los resultados obtenidos, se han quedado estupefactos, hablando de milagro.

Concluyo, querido amigo Miguel, dándole las gracias una vez más, a usted y a su equipo de médicos y colaboradores, y espero que en Mayo de 2012, cuando acompañaré a mi mujer en Barcelona en su Instituto para el control postoperatorio al año, nos tomemos otro café juntos.

Rovigo 14/11/2011 Gianni Lanzoni


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