Última actualización: 27/08/2019, Dr. Miguel B. Royo Salvador, Numero colegiado 10389. Neurocirujano y Neurólogo.
La columna vertebral se compone de huesos (33 en la edad infantil y 26 en la edad adulta), definidos como vértebras: cervicales, dorsales, lumbares, hueso sacro y coxis. Éstos soportan axialmente al tronco y suministran protección a la médula espinal que se extiende a través de su cavidad central.
Entre cada dos vértebras de la columna hay un tejido fibroso en forma de disco, que es como un cojín resistente y elástico que amortigua los impactos y esfuerzos entre las vértebras, y permite a la columna vertebral cierta flexibilidad y movilidad.
Los extremos de cada vértebra tienen un revestimiento, las placas terminales, que impiden que los discos sobresalgan.
Cada disco intervertebral se compone de una cobertura externa más sólida, llamada anillo fibroso, que envuelve a una sustancia interna gelatinosa, llamada núcleo pulposo. Las raíces nerviosas salen del canal medular a través de pequeños canales entre las vértebras y los discos. Cuando el disco dañado ejerce presión dentro del canal medular o las raíces nerviosas, puede haber dolor y otros síntomas
Fig.1
Una hernia en general consiste en la salida de un órgano o parte de él fuera de la cavidad que normalmente lo contiene, de forma natural o accidental.
La hernia del disco vertebral es la salida de su contenido, el núcleo pulposo, a través de una fisura en la envoltura fibrosa del disco (Fig. 2).
La protrusión discal vertebral, en cambio, consiste en la deformación del anillo fibroso del disco intervertebral, sin salida del contenido (Fig. 3).
En condiciones normales, el proceso normal de desgaste del disco va haciendo que algunas de las fibras que constituyen su envoltura fibrosa vayan perdiendo resistencia y elasticidad, y puedan retraerse o partirse espontáneamente. Cuando eso sucede, parte del contenido gelatinoso del disco o núcleo pulposo puede protruirse o extravasarse hacia fuera.
Si la hernia se produce en un lugar del anillo fibroso en el que no hay nervios y su volumen es suficientemente pequeño como para no comprimir la raíz nerviosa, la hernia puede no causar dolor ni molestias en ningún momento.
Por el contrario, si el núcleo pulposo se hernia en un lugar en el que sí hay nervios, su compresión los lesiona y excita, lo que puede desencadenar dolores de espalda en la zona correspondiente al lugar donde se haya producido la hernia, contracturas reflejas y/o dolor irradiado a las extremidades inferiores o superiores.
Si la inflamación aumenta suficientemente por compresión de las raíces nerviosas adyacentes, puede aparecer una alteración o pérdida de sensibilidad en la zona del nervio afectado, con entumecimiento u hormigueo, debilidad y pérdida de fuerza.
El diagnóstico de hernia o protrusión del disco intervertebral se basa en la exploración física y en el examen neurológico que realiza el especialista durante la visita médica, en la cual observa los reflejos, la fuerza muscular, la capacidad para caminar y la sensibilidad táctil.
Una vez que el médico sospeche de la existencia de una hernia o de una protrusión discal, las pruebas diagnósticas que se pueden indicar para comprobar su presencia y localización son:
Por lo general, la hernia del disco intervertebral es el resultado de la degeneración de los discos, progresiva, gradual y relacionada con el envejecimiento, por la pérdida de parte de su contenido de agua. Los discos se van haciendo, con los años y los esfuerzos, menos flexibles y más propensos a roturas y desgarros.
– Según el método sanitario Filum System®:
Se ha observado que el aumento de la presión en los discos vertebrales, por la fuerza de la tracción medular debida a un Filum Terminale excesivamente tenso, hace que esfuerzos o cargas menores de lo normal, provoquen la rotura precoz del anulus fibroso de los discos intervertebrales. Por esta razón las protrusiones y hernias discales vertebrales son más frecuentes en pacientes con la Enfermedad del Filum /Síndrome Neuro-Cráneo-Vertebral (EF/S.NCV), ya que ésta podría participar en la causa de la degeneración de los discos
En general, se asume que algunos de los factores que podrían aumentar la probabilidad de que aparezca una hernia o protrusión discal son:
Los discos intervertebrales herniados o que protruyen pueden afectar las raíces nerviosas y/o la médula espinal. Esto puede producir progresivamente:
-El tratamiento conservador, al menos en una fase precoz de la hernia o de la protrusión, puede aliviar los síntomas, o incluso hacerlos desaparecer en unos días o semanas. En principio consiste, principalmente, en evitar posiciones dolorosas y no hacer esfuerzos. Asimismo, puede implicar la administración de medicamentos analgésicos, narcóticos, anticonvulsivos, relajantes musculares o corticoides.
-El tratamiento mediante fisioterapia se indica en caso de que no sea suficiente limitar posiciones y actividad diaria. La fisioterapia puede planificarse por medio de ejercicios diseñados para minimizar el dolor provocado por las hernias o protrusiones.
-El tratamiento quirúrgico es el de elección cuando: los síntomas no se alivian y no desaparecen al cabo de algunas semanas, mostrando resistencia a cualquier otro tratamiento y empeorando la calidad de vida del paciente; la intensidad de los síntomas no mejora con la medicación y fisioterapia; o cuando existe una afectación neurológica progresiva, motora o sensitiva.
La técnica quirúrgica para la hernia o protrusión discal consiste en la eliminación del tejido cartilaginoso del disco intervertebral que comprime las raíces nerviosas o la médula espinal. Si el cirujano observa la necesidad de colocar un sustituto mecánico al núcleo pulposo que ha salido espontáneamente o por medio de la cirugía, se pueden colocar diferentes elementos, como hueso del mismo paciente, o si se quiere evitar la herida y posibles complicaciones de la extracción del injerto, se pueden colocan injertos de procedencia animal, productos minerales, o cajas intersomáticas de diversos materiales biocompatibles. Según sea la zona que se opera, y si la columna queda inestable a pesar de colocar el espaciador intervertebral, se puede fijar con placas y tornillos.
En el caso de las hernias discales lumbares y dorsales, la técnica más utilizada es la discectomía via semi-hemi-laminectomía para las lumbares, la transartrectomía para las dorsales; la discectomía por vía anterior con la colocación de un injerto o caja intersomática para las cervicales.
– Según el método sanitario Filum System®:
Por lo general, la pauta de tratamiento en los pacientes que asocian una Enfermedad del Filum o Síndrome Neuro-cráneo-vertebral y hernias/protrusiones discales, es la de aplicar en primera elección la Sección del Filum Terminale (SFT), con técnica exclusiva mínimamente invasiva del FS®, y observar la evolución clínica de la hernia/protrusión discal.
Solamente en el caso de que exista un intenso cuadro álgico o un manifiesto déficit neurológico relacionado con la hernia/protrusión discal, se indica entonces la exéresis de la misma en una única sesión operatoria con la Sección del Filum Terminale.
Una vez realizada la SFT, cuando no se interviene en el mismo acto la hernia/protrusión discal y en el caso de persistencia o empeoramiento de la sintomatología, posteriormente se indica la exéresis quirúrgica de la hernia discal.
Este protocolo está basado en la experiencia positiva de nuestro Servicio, en el cual se ha constatado la evolución favorable de los pacientes, que tras la liberación de la tracción medular, en la mayoría de los casos mejoran la clínica y la expresión de las hernias/protrusiones discales en las exploraciones complementarias.
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