Fecha de intervención: marzo 2014

Buenos días, me llamo Natalia, tengo 36 años, soy rusa pero vivo en España. Hace 10 días me hicieron Sección del filum terminale. Me gustaría contaros un poco sobre mi camino de seis años que me llevó a la intervención. Cuando me quedé embarazada, empezé a tener los dolores de cabeza, no podía dormir sobre el lado izquierdo. Tenía que levantarme por la noche y pasear, los medicamentos no ayudaban. Pensé que era algo hormonal. En el último mes del embarazo tuvimos un accidente de coche, un golpe por detrás. Desde este momento empezé a tener problemas con la espalda, los dolores no se iban ni con masajes, ni con la fisioterápia. Los médicos me hacían pruebas, pero no encontraban nada. Decían que era cansancio, estrés, cambio hormonal. Me sentía cada vez más cansada.

Pasaban años y mi estado iba a peor. Empecé a caer por la calle. Me sentía mareada y caía. Empecé a tener nauseas, vómitos. Tenía migraña muy a menudo. Me dolía la espalda, empezó a doler el hombro y el brazo izquierdos. Los médicos me mandaban pastillas, recomendaban piscina, pero no mejoraba. Hace un año tuvimos otro accidente de coche, desde este momento los dolores se hicieron constantes, no podía dormir. Comencé a tener dolores de la pierna, desde la cadera hasta el pie, y no se iba ni por la noche, ni por el día. No podía levantar la pierna para vestirme. No podía caminar por la calle porque perdía la coordinación. Llevaba mi hijo al colegio y volvía tocando paredes de las casas para no caer. A veces volvía llorando y mareada.

Un día en el trabajo de repente tuve un parálisis de la cara. Me llevaron a urgencias pensando que tenía un ictus. Me hicieron las pruebas y no tenía, como pensaban, ni ictus, ni tumor cerebral.

A través de conocidos hemos llegado al ICSEB. Me hicieron una visita de tres horas, encontraron que tenía reflejos incorrectos y la sensibilidad a la temperatura y tacto afectada. No podía estar sobre un pie, ni caminar de puntillas. El primer día después de la intervención noté cambios. Ya no sentía dolor. Era una maravilla. Sentir el dolor sin parar durante un año y de repente no sentirlo. Recuperé la sensibilidad a la temperatura y tacto. Este mismo día pude estar sobre un pie bastante tiempo. Hoy he llegado al Institut en transporte público, sin estar mareada, sin tocar paredes, sin cansarme.

Muchas gracias!

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